lunes, 28 de julio de 2008

El Vómito



por claudio contreras*





El casino Juan Martínez de Rozas era conocido por todos como "El Vómito". El origen de ese sobrenombre era fácil de explicar a eso de las once de la noche, cuando los viejos comensales se desabrochaban los botones de la camisa y corrían al primer espacio que estuviera al alcance para vaciar sus estómagos irritados.


Estábamos esa noche el Invisible, Noelia y yo, sentados alrededor de la mesa que siempre ocupábamos. yo competía discretamente con el Invisible por alcanzar la completa atención de Noelia, pero ella no se molestaba en prestarnos atención a los dos al mismo tiempo. Mi ventaja, claro, residía en los riñones del Invisible. Por un sinnúmero de problemas en ese órgano, mi amigo debía debía visitar cada cinco minutos el baño. Bebía un vaso de cerveza y se ponía de pie. Tardaba alrededor de un minuto y medio en volver, buen tiempo para aventajarlo en la porfiada conquista de Noelia.


De su quinto viaje el baño, el Invisible volvió con una palidez abrumadora en su cara, se sentó y guardó silencio por largos minutos (de gloria para mí). Al principio pensé que su su silencio se debía principalmente a mi ventaja con Noelia, pero después me fijé que en su preocupación residía algo más que una simple derrota amorosa. Levantó su copa de vino y noté que su mano temblaba. Al percatarme que Noelia también miraba con ojos interrogativos al Invisible, me atreví a preguntar la causa de ese singular comportamiento.


- ¿Qué te pasa Invisible? Estás tan callado.

- ... Nada.

Intenté insistir, pero su intransigencia era como un muro de cemento. Un muro vulnerable, por cierto, a la voz femenina.

- Confía en nosotros, Invisible - dijo Noelia. Él cedió.

- Es difícil explicarlo... Lo primero que les pido es tranquilidad y discreción en sus impresiones...

- Al grano - interrumpí. Noelia me hizo callar con su mirada. El Invisible continuó.

- No sé si han notado mi insistencia en ir al baño durante la última media hora.

- Es común en ti - dijo Noelia.

- Ya lo sé, el asunto de mis riñones. Pero tengo que confesarles que si he ido tantas veces al baño esta noche, no ha sido precisamente por mi enfermedad.

- ¿Qué pasa entonces? - pregunté.

- Es difícil empezar... compremos antes otra jarra de vino, para no perder detalle alguno.

Fui en busca de la otra jarra de vino tinto a la barra. Cuando volví, el Invisible me tendió su vaso. Lo llené y me senté a escuchar los detalles.

- Verán - continuó-, cuando llegamos aquí esta tarde, lo primero que hice fue ir al baño. Mientras meaba, me fijé que en una de las casetas del baño había un hombre sentado, sólo se le veían los desde afuera, muy finos por cierto. ¿Qué habrían pensado ustedes en mi lugar?

- Que estaba cagando, lógico.

- Lo mismo pensé yo y volví a esta mesa con ustedes. Pasó entonces media hora, un tiempo récord para mí, ustedes saben... y volví al baño. Bajé el cierre del pantalón y antes de mear miré si el tipo todavía estaba allí. Claro, ahí estaban sus zapatos. Me llamó la atención: ¿quién permanece más de cuarenta y cinco minutos en un baño público dentro de un bar?

- Tal vez dormía...

- Eso pensé yo, así qie volví a esta mesa. Pero lo que nunca dejé de cuestionarme en mis dos visitas al baño fue el abandono de un cigarrillo en los pies de ese hombre. Me refiero a un cigarro entero que permanecía tirado entre sus pies, en el suelo. Fue eso lo que me confirmó de alguna forma mi teoría de que él realmente dormía. Entonces volví a la mesa. Después vino la carencia de nuestros cigarros y yo me acordé del cigarro ése, que estaba botado entre los pies del hombre, en el suelo del baño. Pensé en ir a buscarlo y fue justo lo que hice. Cuando llegué, todo estaba de la misma forma: el silencio, los finos zapatos y el cigarro en medio. Me agaché, lo recogí y antes de encenderlo me fijé que en el sector del filtro había una pequeña mancha de sangre fresca. Asustado di leves golpes a la puerta, pero el hombre no respondía. Me agaché para mirar por el espacio que abajo tiene la puerta y ahí comprendí todo: el hombre estaba muerto...
El Invisible hizo una pausa y bebió más vino de su copa. Encendió el cigarrillo que tenía la mancha de sangre y siguió narrando su historia.
- Tenía alrededor de su cuello un alambre de púas enredado en la carne. Alguien se había encargado de limpiar el lugar, sólo que olvidaron el detalle del cigarro.
- ¡Entonces lo mataron! - dijo Noelia, exaltada.
- Cállate - ordenó el Invisible, en un bajo tono de voz-, lo mejor es mantenerse callado. El asesino anda por aquí. Cuando descubrí el cuerpo muerto, la voz del Gatica me sacó de la impresión: "¡Sal de ahí!" escuché que ordenaba desde la entrada del baño. "¿Qué andai curioseando?" me preguntó. "Hay un hombre muerto ahí dentro. Hay que sacarlo rápido, a lo mejor todavía respira" dije. Gatica me miró serio: "Si hay o no hay un muerto, eso no es asunto tuyo. Te recomiendo volver a la mesa con tus amigos y quedarte bien callado, ¿ya? Acuérdate que nosotros nos conocemos". Salí del baño y aquí estoy ahora, nervioso y asustado.
- Hay que avisar a los pacos - dije en voz baja.
- Obvio - dijo el Invisible-, pero antes acabemos esta jarra de vino, que esta noche puede llegar a dilatarse demasiado de aquí en adelante.
Nos quedamos todos en silencio. Desde lejos, en la barra, Gatica nos miraba serio y concentrado en las expresiones de nuestras caras. Me puse de pie y caminé hasta el baño. Antes de atreverme a mirar el cadáver helado del que hablaba el Invisible, vomité el vino de la tarde. Lavé mi boca y me aseguré de que no había nadie cerca. Me agaché para mirar, pero en aquella caseta no había nadie, menos un cadáver. Mojémi cabello y regresé a la mesa con los otros dos. Ellos mantenían la misma cara de preocupación.
- ¿Lo viste? - me preguntó el Invisible.
- ¿Ver qué? - dije.
- El cadáver.
- No sigas con el juego, Invisible , no soy ningún hueón.
- ¿Qué? ¿Juego?
- Claro. Acabo de ir al baño y no había ni muertos, ni cigarros sanguinolientos tirados en el piso, ni nada.
El Invisible se puso de pie y caminó hasta el baño. Luego volvió pálido.
- Es verdad - reconoció -, el muerto ya no está. Alguien lo escondió.
En ese mismo momento apareció Gatica, súbitamente, con una jarra de vino en su mano derecha y una cajetilla de cigarros en la otra. Las puso en nuestra mesa y antes de largarse dijo: "Corre por cuenta de la casa muchachos". Nos miramos unos a otros y yo comencé a creer nuevamente en el crimen.
- Esto se está poniendo denso - dijo Noelia una vez que el Gatica había desaparecido -. Si tomamos de este vino, pasaremos automáticamente a ser cómplices del crimen.
Noelia tenía razón. Dejamos de lado la jarra que nos obsequió Gatica y procuramos terminar la nuestra. La idea era acabar ese vino y marcharnos al teléfono más cercano para denunciar el crimen. Bebimos lentamente. Cuando se terminó el vino, nos miramos las caras y nuestras bocas ard´ñian en deseos de beber más. Miramos la jarra que nos había obsequiado el Gatica y la resistencia se fue flexibilizando.
- No creo - dije- que una jarra de vino nos involucre en el asesinato. Fue un obsequio eso es todo.
- Estoy de acuerdo contigo - dijo Noelia-, bebamos esa última jarra y nos largamos de aquí. Los pacos no tienen por qué saber que Gatica nos regaló vino.
Me acerqué a la mesa donde habíamos dejado la jarra que Gatica nos regaló y la traje a la nuestra. También la cajetilla de cigarrillos.
Cuando la segunda jarra de vino llegó a la mitad, nuestra conversación era absolutamente tergiversada e incoherente.
- Esto de los asesinatos- dijo Noelia, con su hermoso tono de embriaguez- es una pasión sin tregua para la prensa sensionalista. Podríamos ir a un periódico y vender los detalles del crimen. Conozco a un periodista que estaría dispuesto a pagar unos buenos pesos con tal de adquirir la primicia.
- ¿Quién querría comprar una historia como ésta? Ni siquiera sabemos la identidad de la víctima.
- ¡Eso es! -dije-, supongamos que la víctima se trate de alguien importante.
- No viene gente importante al Vómito -sentenció Noelia-. Se trataba, seguramente, de un viejo borracho, algún ajuste de cuentas, en fin, estos viejos suelen pelear por cualquier cosa. Lo interesante de todo esto es la tranquilidad del Gatica.
Desviamos nuestras cabezas hacia la barra y Gatica miraba un parido de fútbol en un Sony de 14 pulgadas que colgaba de una de las paredes. A esa hora de la noche nosotros éramos los únicos en el bar.
Cuando la íltima jarra llegó a su fin, nuestras cabezas giraban y giraban. Nos pusimos de pie y antes de llegar a la puerta de aluminio de la entrada del local, Gatica nos interceptó con otra jarra de vino en su mano.
- ¿Ya se van chicos? - preguntó amablemente.
- Sí don Gatica, ya es muy tarde para andar por las calles. Concepción está cada día más peligroso. Anda cada loco suelto por ahí...
- Y justo que yo les traía esta otra jarrita de regalo.
Nos miramos las caras. Luego miramos hacia el baño. El baño estaba lejos, lo suficientemente lejos. Nos sentamos nuevamente y servimos más vino en las copas. Quizás más tarde buscaríamos un teléfono.
fin
* claudio contreras miranda (conce, 1978-2002), alias el pipa, miranda. el narrador del entre. lector y relector de muchos, pero sólo a uno lo leía con religiosidad casi fatal: Bukowsky.
autor del libro inédito El increíble señor de las nubes, lugar en el cual se encuentra y escribe.


jueves, 24 de abril de 2008

Luis Vega*, Inamible.


Textos Inamibles



¿claro?


si no divisa las letras, no se preocupe, yo tampoco.


* Luis Vega (Lota, 1981). Profe de español, trabaja diariamente en un liceo de nuestro país y, en el término de su tesis de magíster en literratura. Textos suyos han aparecido en diversas revistas literarias. Es autor del libroinédito "Parajes de(r)ruidos".

lunes, 14 de abril de 2008

Martín Gubbins*, poemas inéditos



Selección de poemas:

·Un silencio se abre [3 partes] (del libro inédito & nbsp;).
·& nbsp; [3 partes] (Id).
·Muac muac ac ac [2 partes] (Id.)
·Hormigas [3 partes] (Id.)
·Gesto, Ñ, Yugo, Z. (4 poemas del libro inédito ESCALAS).
·Rostros (poema inédito).
·Mercado y Conflicto (2 poemas del libro inédito Fuentes del Derecho).



































































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MERCADO

los derechos de propiedad
no importan
para la eficiencia
los derechos de propiedad
sí importan
para la eficiencia
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los derechos de propiedad
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intervención

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.
.

CONFLICTO

Hay daño
No hay daño
Terminación
Demandar
No demandar
Terminación
Demandar
Arreglo
Intercambio de información
Arreglo
Terminación
Intercambio de información
Arreglo
Terminación
No hay arreglo
Juicio
Juicio
Se gana
Terminación
Se pierde
Apelación
Se gana
Terminación
Se pierde
Terminación
Hay daño



* Martín Gubbins. Poeta, artista sonoro y editor chileno nacido en 1971 en Santiago. Ha publicado un libro de poesía en castellano titulado ÁLBUM (Santiago, Ediciones Tácitas: 2005); un CD en conjunto con Tomás Varas donde leen su obra en castellano En la Escuela (Santiago, Alquimia Ediciones: 2007). Además, fue incluido en DIEZ, la antología de poesía visual publicada por el Foro de Escritores (Santiago, Colección Foro de Escritores: 2006). También ha sido publicado en diversas revistas y sitios web de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos, y ha expuesto su trabajo en varios lugares de Latinoamérica y Europa. En 2008 la Writers Forum Press de Londres publicará su primer libro de poesía visual en inglés: London Poems 2001-2003.

Links:

http://www.myspace.com/martingubbins
http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/creacion_simple2/0,1241,SCID%253D15262%2526ISID%253D551,00.html
http://www.lanzallamas.com/blog/?p=564 -
http://www.wordforword.info/vol12/gubbins.htm
http://www.intemperie.cl/archivos/soroche4/Soroche_42.pdf
http://heterogenesis.se/visuellpoesi/poesiavisual.htm
http://www.bbk.ac.uk/readings/r1/mccardle.html
http://www.bbk.ac.uk/readings/r2/chris.html
http://www.letrasenlinea.cl/notasdelectura/notas-gubbins.htm
http://www.letras.s5.com.istemp.com/fr131105.htm
http://www.letras.s5.com/egb190607.htm
http://www.escaner.cl/escaner68/poesia.htm
http://www.lanzallamas.com/blog/?p=309
http://www.pores.bbk.ac.uk/3/gubbins.html

viernes, 15 de febrero de 2008

Luis Cociña, poemas

EN TAN POCO TIEMPO

.

El lugar se veía bonito

Claro que era un peladero

No había nada:

Sólo maleza, noche y día

Mis papás, que murieron hace treinta años

Caminando, ahora, allí, hace treinta años

Sus escorzos, mostrando lo máximo de su figura

(Y a tamaño natural)

Las patillas de él, propias de esa época

Los pliegues de la falda de ella, que se mueve con el viento

Y el reflejo en el charco de agua

Que no es una mancha de otro color

(De una fotografía o una pintura)

Sino sólo el reflejo en el charco de agua

Y el sitio que ni siquiera estaba marcado

Pero nos gustó la vista

La plaza que teníamos al frente

Y el que se tratara de una especie de barrio cerrado

Que nos daba, a mí y a ellos, bastante seguridad

No había moral, ni justicia, ni espíritu

Sólo unas medias de mujer

En su envoltorio

¡Música!

Un Honda Accord casi idéntico a otro Honda Accord

Un desconocido

Completamente desnudo

Y la casa

Que por supuesto todavía no estaba lista

Con las paredes blancas, sin jardín, sin rejas, con mucho por hacer

Y los maestros –mis papás- adentro

Y la Jimena que se sentó en la calle

A esperar que yo los sacara para entrar con las cosas y los niños

Y ver el mundo

(El sol, la pared del cerco, el árbol recién plantado, la arena y las bolsas de cemento)

Desde el borde de la vereda

Como cuando era niña.

.

.

.

SOBREHUMANO

Si nadie me ve

Soy un testigo que no toma parte de la acción

Pero me ven

Y soy alguien por mi relación y comportamiento con los demás

Y entonces me desdoblo

Me levanto y voy a ocupar mi sitio entre los protagonistas

Me rodeo de parientes y amigos

Y soy un símbolo, un mito

Una caricatura, un turista, un personaje

Y no es raro

(inverosímil o casualidad)

Que puedan verme convertido en un gato

O un abominable dragón

O aislado

(En un libro, una lucha, una conversación

O una isla)

Pero sólo para volver

Para recuperar mi aspecto original.

.

.

.

VISTA

Su casa es realmente preciosa

La casa más elegante de todas

Uno de los dibujos de un gato de la tienda

O el perro que está en el patio de atrás

Su campo es realmente precioso

El campo mejor cuidado de todos

Uno de los osos de peluche de la repisa

O el elefante del zoológico

Sus figuritas son realmente preciosas

Las figuritas más valiosas de todas

Una de las muñecas de la vitrina

O la niñita.

.

.

.

MOTIVOS PARA RECORDAR

En unas pocas calles

En un par de bares de moda

(Vinculado de alguna manera al poder)

Tan lejos –al menos en mis gustos- a los suburbios

A mantener el pelo corto o amarrado y cubierto con una cofia o un gorro

A usar la ropa abrochada

A no poder portar anillos, relojes, ni pulseras

A producir y justificar

Y vivir exclusivamente del trabajo

De la repetición continuada y monótona que conduce a la perfección

A los autos que se persiguen

Vistos desde un balcón

(Porque todo lo que es algo, siempre es alguien)

A toallas y macetas

A la intersección

(Complicada y profusa)

De tallos, flores y hojas

Frescas, flexibles, húmedas, blandas, vivas

O rígidas, secas, duras, muertas

O abiertas, cerradas y a medio abrir

(Como puertas y ventanas)

Al ruido del mar y el silencio de la laguna

O al revés, el silencio del mar y el ruido de la laguna

Ahora, ya mayor

En mi casa

Frente a la pared

(Que por el exterior da a la calle

Y por el interior, a la pieza)

Sin negar el metro setenta de Sonia

(Que duerme)

La fuerza expresiva de su cuerpo

La monumentalidad frente al detalle de sus dedos

La simetría aparente e imposible

Su personalidad y su carácter

Su pasado y su futuro

Concentrados en el momento en que la he sorprendido

Como objeto y significado

Por lo que hace y lo que es

Y dónde está.

.

.

.

La Boda

.

Mi padre

O un indio de la selva apuntando con una flecha

Mi madre

O una de las modelos francesas que, por su profesión, de nada le sirve ser estupenda, si no exhibe con seguridad, aplomo y confianza todo lo bueno que hay en ella

Mi padre

O un ejecutivo japonés

Mi madre

O una de las africanas que pone de manifiesto su rango y clase por las distintas formas de cubrirse y adornarse la cabeza y a través de los diferentes símbolos que aparecen pintados en su cuerpo.

.


EL CIRCO

.

Con un ritmo trepidante

Entre velocidad y suavidad

Me vuelvo

Camino en dirección al auto

Y, como si de un viaje en el tiempo se tratase

En difícil equilibrio

Por un instante

No tengo responsabilidades

Tampoco estoy solo

Hay mucha gente

Que está bien

Que en ese instante es feliz

Así, si durante la noche en un espacio abierto

La nieve, un árbol seco y unos pájaros

Me ponen triste

Es por su inutilidad.




.

** Luis Cociña (Concepción, 1959); sus escritos han sido publicados en diversas revistas (Amén, Araucaria, La Bicicleta, Mar con Soroche, etc.) y ha sido antologado por Soledad Bianchi en Viajes de ida y vuelta.


martes, 15 de enero de 2008

Taxidermias de Ricardo Espinaza






Se va de ti mi cuerpo gota a gota.

Se va mi cara en un óleo sordo;

se van mis manos en azogue suelto;

se van mis pies en dos tiempos de polvo.

Gabriela Mistral

Que no te dicen que está

que de sustantiva retentiva por el tiempo futuro

o la creencia en el susurro desuello

del sueño

o algo como de vivir vidrio en la mirada que valora

que cuando tele viendo visiones de repente se desmaya

que desfile en montaje y homenaje las medidas

inexactas matemáticas

de piel

que de arcilla y alambre

que de olmo y enebro

que fomenta de adobe las entrañas robadas

del término que se va

Que no te digan que está

muerta

que colea

que la maquillan y duerme en la yerma

que viruta deja sin hueso la disputa

que acaso regazo

que a tanto rito santo modela dicha

en disfrazo.








Al sol mariposas tan hermosas

bellísimas mariposas

brillantisisísimas posas

hádicas del hado y hades

metiéronlas sádicas

por todos los culos que encontráronme

Ni las porosidades al ventéo respetáronme

Ni el siestéo al sombrío respetáronme

Y sisméan en las vísceras

bailan cumbia en la güata

zapatéan la cabeza

hasta el vómito de alas

Vómito rancio rancio de las alas agusanadas alas sin fin

Vómito rancio rancio de mí.






En el epicentro de mi ombligo

ahogándose tras el cultivo de hojas secas

y aserrín de estrellas relamidas

muy lamidas

en los mareados días uno a uno marcados

en las paredes interiores de su bolsa incubadora

girando sin saber de la estación y las vueltas del trompo lácteo

En el epicentro del ombligo

hojas secas y aserrín de estrellas

cultivando su nombre

y nada más que su nombre

repitiéndose en vuelo y ahogo

adelante y atrás anudándose

hace ya tantos años en adelante

y para atrás

como el péndulo de un planeta inmóvil

o el espectáculo de una comedia virtual.







Jamás habrá para ti un cementerio

El mejor disfraz pareces ser tú mismo

que confundiendo comercias que no estás

que en lo quieto te ve andando

que de muerta te cree vida

misma que un verbo que en modo alguno es

misma que un ánimo que de seguro no tienes

Jamás habrá para ti un cementerio

ni blancura lunar en los huesos que la carne dela tierra ausenta

La paz te observa como por los museos

admirando

y tú la ves como por una vitrina

en venta

Jamás para ti habrá una madera seca

ni un cementerio

ni cosa alguna que se le parezca.









Embalsamada en deseo

incluso

por el uso del artificio

que el consuelo imagina tranquila

muy tranquila

a la hora de su búsqueda partida

Embalsamado en verbo de un aliento matutino

Embalsamado en hueco y oído repetido

Embalsamado

literalmente

embalsamado.







En este ido y venido cuerpo muerto

de huerto curtido, ausente de lunas y desierto decir

donde tus moscas las de siempre

como nunca antes se niegan a comer

largas larvas saladas que no están

vidas

ni han de tener

por mentira que crea

un nicho donde dormir

las bendiciones de un Dios perecido

a imagen y mansa semejanza inmensa

que hace y rehace

al ser

al parecer de la letra muerta

en este ido y venido

que ni un gesto primero ni dos

segundos sumados

pronuncia.

De: Antologías Ed. LAR. Concepción, 2006.

© Ricardo Espinaza






* Ricardo Espinaza (Concepción, 1981)

Profesor de Español / Licenciado en Educación. Magíster© en Literaturas Hispánicas. Doctorando en Literaturas Latinoamericanas, Escuela de Graduados, Universidad de Concepción.

Ha participado en variados congresos de estudios literarios, encuentros de escritores y festivales de poesía en Chile y el extranjero.

En 2006 publica Antologías. Ed. LAR, Concepción. 
Actualmente prepara Parlantes.