Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.
Gabriela Mistral
Que no te dicen que está
que de sustantiva retentiva por el tiempo futuro
o la creencia en el susurro desuello
del sueño
o algo como de vivir vidrio en la mirada que valora
que cuando tele viendo visiones de repente se desmaya
que desfile en montaje y homenaje las medidas
inexactas matemáticas
de piel
que de arcilla y alambre
que de olmo y enebro
que fomenta de adobe las entrañas robadas
del término que se va
Que no te digan que está
muerta
que colea
que la maquillan y duerme en la yerma
que viruta deja sin hueso la disputa
que acaso regazo
que a tanto rito santo modela dicha
en disfrazo.
Al sol mariposas tan hermosas
bellísimas mariposas
brillantisisísimas posas
hádicas del hado y hades
metiéronlas sádicas
por todos los culos que encontráronme
Ni las porosidades al ventéo respetáronme
Ni el siestéo al sombrío respetáronme
Y sisméan en las vísceras
bailan cumbia en la güata
zapatéan la cabeza
hasta el vómito de alas
Vómito rancio rancio de las alas agusanadas alas sin fin
Vómito rancio rancio de mí.
En el epicentro de mi ombligo
ahogándose tras el cultivo de hojas secas
y aserrín de estrellas relamidas
muy lamidas
en los mareados días uno a uno marcados
en las paredes interiores de su bolsa incubadora
girando sin saber de la estación y las vueltas del trompo lácteo
En el epicentro del ombligo
hojas secas y aserrín de estrellas
cultivando su nombre
y nada más que su nombre
repitiéndose en vuelo y ahogo
adelante y atrás anudándose
hace ya tantos años en adelante
y para atrás
como el péndulo de un planeta inmóvil
o el espectáculo de una comedia virtual.
Jamás habrá para ti un cementerio
El mejor disfraz pareces ser tú mismo
que confundiendo comercias que no estás
que en lo quieto te ve andando
que de muerta te cree vida
misma que un verbo que en modo alguno es
misma que un ánimo que de seguro no tienes
Jamás habrá para ti un cementerio
ni blancura lunar en los huesos que la carne dela tierra ausenta
La paz te observa como por los museos
admirando
y tú la ves como por una vitrina
en venta
Jamás para ti habrá una madera seca
ni un cementerio
ni cosa alguna que se le parezca.
Embalsamada en deseo
incluso
por el uso del artificio
que el consuelo imagina tranquila
muy tranquila
a la hora de su búsqueda partida
Embalsamado en verbo de un aliento matutino
Embalsamado en hueco y oído repetido
Embalsamado
literalmente
embalsamado.
En este ido y venido cuerpo muerto
de huerto curtido, ausente de lunas y desierto decir
donde tus moscas las de siempre
como nunca antes se niegan a comer
largas larvas saladas que no están
vidas
ni han de tener
por mentira que crea
un nicho donde dormir
las bendiciones de un Dios perecido
a imagen y mansa semejanza inmensa
que hace y rehace
al ser
al parecer de la letra muerta
en este ido y venido
que ni un gesto primero ni dos
segundos sumados
pronuncia.
De: Antologías Ed. LAR. Concepción, 2006.
© Ricardo Espinaza
* Ricardo Espinaza (Concepción, 1981)
Profesor de Español / Licenciado en Educación. Magíster© en Literaturas Hispánicas. Doctorando en Literaturas Latinoamericanas, Escuela de Graduados, Universidad de Concepción.
Ha participado en variados congresos de estudios literarios, encuentros de escritores y festivales de poesía en Chile y el extranjero.
En 2006 publica Antologías. Ed. LAR, Concepción.
Actualmente prepara Parlantes.