EN TAN POCO TIEMPO
.
El lugar se veía bonito
Claro que era un peladero
No había nada:
Sólo maleza, noche y día
Mis papás, que murieron hace treinta años
Caminando, ahora, allí, hace treinta años
Sus escorzos, mostrando lo máximo de su figura
(Y a tamaño natural)
Las patillas de él, propias de esa época
Los pliegues de la falda de ella, que se mueve con el viento
Y el reflejo en el charco de agua
Que no es una mancha de otro color
(De una fotografía o una pintura)
Sino sólo el reflejo en el charco de agua
Y el sitio que ni siquiera estaba marcado
Pero nos gustó la vista
La plaza que teníamos al frente
Y el que se tratara de una especie de barrio cerrado
Que nos daba, a mí y a ellos, bastante seguridad
No había moral, ni justicia, ni espíritu
Sólo unas medias de mujer
En su envoltorio
¡Música!
Un Honda Accord casi idéntico a otro Honda Accord
Un desconocido
Completamente desnudo
Y la casa
Que por supuesto todavía no estaba lista
Con las paredes blancas, sin jardín, sin rejas, con mucho por hacer
Y los maestros –mis papás- adentro
Y
A esperar que yo los sacara para entrar con las cosas y los niños
Y ver el mundo
(El sol, la pared del cerco, el árbol recién plantado, la arena y las bolsas de cemento)
Desde el borde de la vereda
Como cuando era niña.
.
.
.
SOBREHUMANO
Si nadie me ve
Soy un testigo que no toma parte de la acción
Pero me ven
Y soy alguien por mi relación y comportamiento con los demás
Y entonces me desdoblo
Me levanto y voy a ocupar mi sitio entre los protagonistas
Me rodeo de parientes y amigos
Y soy un símbolo, un mito
Una caricatura, un turista, un personaje
Y no es raro
(inverosímil o casualidad)
Que puedan verme convertido en un gato
O un abominable dragón
O aislado
(En un libro, una lucha, una conversación
O una isla)
Pero sólo para volver
Para recuperar mi aspecto original.
.
.
.
VISTA
Su casa es realmente preciosa
La casa más elegante de todas
Uno de los dibujos de un gato de la tienda
O el perro que está en el patio de atrás
Su campo es realmente precioso
El campo mejor cuidado de todos
Uno de los osos de peluche de la repisa
O el elefante del zoológico
Sus figuritas son realmente preciosas
Las figuritas más valiosas de todas
Una de las muñecas de la vitrina
O la niñita.
.
.
.
MOTIVOS PARA RECORDAR
En unas pocas calles
En un par de bares de moda
(Vinculado de alguna manera al poder)
Tan lejos –al menos en mis gustos- a los suburbios
A mantener el pelo corto o amarrado y cubierto con una cofia o un gorro
A usar la ropa abrochada
A no poder portar anillos, relojes, ni pulseras
A producir y justificar
Y vivir exclusivamente del trabajo
De la repetición continuada y monótona que conduce a la perfección
A los autos que se persiguen
Vistos desde un balcón
(Porque todo lo que es algo, siempre es alguien)
A toallas y macetas
A la intersección
(Complicada y profusa)
De tallos, flores y hojas
Frescas, flexibles, húmedas, blandas, vivas
O rígidas, secas, duras, muertas
O abiertas, cerradas y a medio abrir
(Como puertas y ventanas)
Al ruido del mar y el silencio de la laguna
O al revés, el silencio del mar y el ruido de la laguna
Ahora, ya mayor
En mi casa
Frente a la pared
(Que por el exterior da a la calle
Y por el interior, a la pieza)
Sin negar el metro setenta de Sonia
(Que duerme)
La fuerza expresiva de su cuerpo
La monumentalidad frente al detalle de sus dedos
La simetría aparente e imposible
Su personalidad y su carácter
Su pasado y su futuro
Concentrados en el momento en que la he sorprendido
Como objeto y significado
Por lo que hace y lo que es
Y dónde está.
.
.
.
La Boda
.
Mi padre
O un indio de la selva apuntando con una flecha
Mi madre
O una de las modelos francesas que, por su profesión, de nada le sirve ser estupenda, si no exhibe con seguridad, aplomo y confianza todo lo bueno que hay en ella
Mi padre
O un ejecutivo japonés
Mi madre
O una de las africanas que pone de manifiesto su rango y clase por las distintas formas de cubrirse y adornarse la cabeza y a través de los diferentes símbolos que aparecen pintados en su cuerpo.
.
EL CIRCO
.
Con un ritmo trepidante
Entre velocidad y suavidad
Me vuelvo
Camino en dirección al auto
Y, como si de un viaje en el tiempo se tratase
En difícil equilibrio
Por un instante
No tengo responsabilidades
Tampoco estoy solo
Hay mucha gente
Que está bien
Que en ese instante es feliz
Así, si durante la noche en un espacio abierto
La nieve, un árbol seco y unos pájaros
Me ponen triste
Es por su inutilidad.
.
** Luis Cociña (Concepción, 1959); sus escritos han sido publicados en diversas revistas (Amén, Araucaria,
No hay comentarios:
Publicar un comentario